04 febrero, 2011

CRECER Y PENSAR EN LA ERA DE LOS MEDIOS ELECTRÓNICOS

Los medios  aportan una “cultura común” global  para los niños desde pequeños, que va más allá de las fronteras nacionales y de las arraigadas diferencias culturales.  Mientras que para algunos adultos esto puede significar otra forma de liberación y de ampliar el conocimiento del mundo, para otros la “cultura común infantil” presentada por los medios es una prueba más de un intento de homogenización global, donde las especificidades de las experiencias e identidades de los niños son ignoradas, sino destruidas.
Si bien podemos encontrar cierta cuota de verdad en ambas perspectivas, este artículo propone repensar la relación "chicos y medios" en este momento histórico, a partir de las reflexiones que surgen de la escucha atenta de "sus decires" en  diálogos que mantienen con pares y adultos. Cabe señalar que partimos de considerar a "los niños", con aquello que comparten y aquello que no,  teniendo presente la diversidad de condiciones sociales y geográficas que podamos hallar en cada grupo en paricular.
Cada chico frente a la observación atenta de un libro, una revista o una fotografía vive una “experiencia” que puede ser enriquecida a partir del poder dar a conocer a otros e intercambiar junto a otros: las emociones sentidas, la información obtenida, lo comprendido,  lo no comprendido y las inquietudes que puedan aparecer. Estas acciones pueden también dar a lugar a otras experiencias.  La experiencia” como lo señalara J. Larrosa, es lo que nos pasa y lo que, al pasarnos, nos forma, nos transforma, nos constituye.  
El registro del diálogo mantenido espontáneamente con Ana  (Ver registro: ¿CUANDO VENGA SANTA CLAUS VA A NEVAR? constituye una experiencia que da cuenta de un proceso de pensamiento que configura un modo de pensar. El pensamiento se define por su capacidad de generar otros pensamientos, por eso el pensar es una actividad.
Tanto la familia como la escuela en tanto instituciones, están orientadas a moldear el mecanismo de pensamiento de los niños. Resulta frecuente al observar clases el detectar en algunas  prácticas docentes, cómo se espera que los chicos piensen  de determinada manera sobre determinados temas,  dando respuestas cerradas a sus inquietudes, delimitando sus fantasías a la realidad “adulta”.
Niño: ¿Seño puedo pintar los botines uno de un color y el otro distinto?
Docente: No. Si es un par de botines tenes que pintarlos del mismo color. ¿O tus zapatillas son de colores diferentes?” (fin del intercambio)
El niño del ejemplo pintó los botines del mismo color. Al rato un compañerito de sala (4 años) felicita al niño por su trabajo y le pregunta si le gusta cómo quedó. A lo que responde que no, porque no se los había imaginado así. Según dijo los quería hacer de distinto color como las zapatillas de Ronaldo en una publicidad del mundial 2010. Luego con tono de enojo señaló:
 “en los revistas las cosas son distintas, pueden ser de distintos colores”

           El compañerito asintió con una sonrisa  y le sugirió que agarrase otra hoja, los dibujase y pintase como quería y se llevase el dibujo a su casa.
Esta situación fue registrada en una observación de clase y con ella no quiero emitir un juicio de valor sobre la respuesta de la docente en ese momento, sino utilizarla para pensar  otras formas en las que se podría haber intervenido frente a esta situación.
Como lo señalara  la semióloga Cristina Corea (2004), “existe una diferencia entre pensar con un niño y saber sobre un niño” En condiciones contemporáneas  mientras que el saber sobre un niño no es constitutivo de la subjetividad, el pensar junto a un niño, sí  produce subjetividad, produce vínculo. Cuando hay posibilidad de escucha  el diálogo entre niños y adultos es constitutivo para ambos.
En la era de la información y los medios electrónicos las condiciones de recepción no son prácticas instituidas como los fueron en otros tiempos de la institución escuela. En la actualidad tanto para los niños como para los adultos, no hay ningún prerrequisito para conectarse a las pistas de información, a la publicidad, a la imagen, a los medios masivos. En estas condiciones hallar sentido a lo que se recibe, requiere que cada uno gestione por cuenta propia las  prácticas de condensación o detención de esa fugaz cadena de información. Y es en este punto, que la escuela y los docentes tienen un campo importante de acción. Quiénes trabajan en las aulas con niños deberían formarse para  poder  identificar y conocer las operaciones que los niños realizan en función de la relación que mantienen con los medios. Aprender a conocer y trabajar con los medios. Escuchar que tienen los chicos para contar de lo que vieron, escucharon, usaron y  trabajar  con ellos sobre dispositivos y textos. Desnaturalizarlos, convertirlos en objeto de estudio y aprender a utilizarlos de manera creativa.
Cristina Corea (2004) decía que al caer en tiempos de crisis institucional la figura del destinatario, surgía una nueva figura: la del usuario. Dentro de esta figura es posible diferenciar dos  posiciones según las operaciones que realice: la del usuario que solamente usa y la del usuario que genera operaciones , es decir que se apropia de aquello que  usa y se constituye a partir de eso que usa.
En la conversación con un adulto Ana (4 años) hace alusión a una estrategia para develar su inquietud en relación a si Papá Noel existe o es un personaje, que da cuenta de la posibilidad de la encontrar un sentido o varios, al uso de la cámara fotográfica.
Ana: Lo que yo voy a hacer en Navidad es hacerme la dormida a sí descubro a Papá Noel y veo si existe o es un personaje. Entonces le voy a sacar una foto 
-¿Para qué le vas a sacar una foto?
Ana: Para mostrársela a todos y decir si es de verdad o es un personaje. También para saber si se viste tan abrigado cuando está acá

En síntesis , el desafío de la escuela en la actualidad, sería contar con docentes que comenzaran a formarse en nociones vinculadas al impacto de los medios para que los chicos no sólo puedan encontrar sentidos a los medios  sino también que aprendan a usarlos para llevar a cabo sus procesos de pensamientos: creando y recreando sus productos con otros y junto a otros .
Bibliografía:

-  Corea. C y Lewkowicz. I: “Pedagogía del aburrido”. Bs As. Argentina. Paidós. 2004

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