Mochila Backugan ilustrada con personajes famosos desde el lanzamiento del animé(2009) |
Objetos, prácticas y posicionamientos culturales asignados desde el mercado, participan del proceso de construcción de la identidad de los niños. Pero como todo proceso complejo existe también otros discursos y prácticas que desde la escuela pueden ponerse en juego para hallar sentidos a los consumos que realizan los niños y descubrir formas posibles de apropiación, transformación y uso, que den cuenta y posibiliten la diferenciación en el encuentro con otros.
----------------------------------------------------------Desde hace días las vidrieras de juguetería , librerías así como las góndolas de los supermercados se ha ido poblando de útiles escolares ilustrados con personajes que remiten a los consumos mediáticos de los niños y las niñas. Esta presencia impuesta desde el mercado, resulta imprescindible para la reproducción de un sistema que se relanza como formador y uniformador del gusto hacia cada producto ofrecido.
Por otra parte con el afán de motivar la vuelta al colegio los padres tendrán en cuenta los gustos e intereses de sus hijos a la hora de elegir y comprar -entre otras cosas- por ejemplo las mochilas escolares, con las que los niños irán a sus jardines de infantes.
Mochila con estampa de la princesa Rapunzel De moda a partir de la última película de Disney: Enredados (2010) |
También los niños posiblemente solicitarán incluir y llevar al jardín entre sus pertenencias objetos y juguetes vinculados a sus consumos culturales infantiles, como por ejemplo: muñecos, figuritas, libros y accesorios. Estos muchas veces les resultan facilitadores en el encuentro con otros. El sólo hecho de mostrar y la modalidad con la que cada uno lo hace, dice algo de ellos, así como de su entorno.
¿Y la escuela? ¿Está preparada para sumar a sus prácticas, una multiplicidad de símbolos y prácticas culturalmente preestablecidas que devienen del mercado y que dan cuenta de los lugares y posicionamientos de nuestros alumnos en el tejido social?
A través de las marcas publicitarias, el universo del marketing y el consumo mediático se hacen también presentes en el espacio escolar. Estas marcas socioculturales se sitúan fuertemente en varias de las prácticas cotidianas de los niños desde pequeños, ya sea en: el vocabulario, los usos lingüísticos, los temas y guiones de juego, la elección de juguetes, etc. A su vez estas marcas son portadoras de un imaginario colectivo, poblado de símbolos, qué sólo podrán constituirse en objetos de análisis y dar lugar a aprendizajes, en la medida en que se desentrañen sus significaciones. Pero como lo señalara la psicopedagoga argentina Graciela Esnaola (2006), en tanto no se den en las escuelas procesos educativos donde los medios y sus productos se conviertan en objetos de estudio, las presencias de estas marcas, objetos y características de uso por parte de nuestros alumnos, seguirán integrando el mundo cotidiano de los niños como prácticas naturalizadas. Es decir normalizadas por el uso masivo.
En síntesis:
En síntesis:
- Los mercados dan muestras de que logran sus objetivos con la imposición de determinadas marcas publicitarias e imágenes que aluden a la cultura popular infantil.
- Los padres por su parte, muchas veces al regalar estos objetos y productos, también logran que la vuelta a la escuela sea más estimulante. Estos objetos son investidos de un valor simbólico, cuya ostentación permite proyectar instantáneamente a los otros algo de sí mismo, aunque para los más pequeños esto sea difícil de poner en palabras.
- Y en la escuela ...¿que hacemos con estos objetos e imágenes que traen los chicos? ¿Es posible sumarlos a los que seleccionamos cuidadosamente, ya sea a partir de nuestros gustos estéticos u objetivos pedagógicos ? ¿Los incorporamos, los criticamos o no los mencionamos?
Pese a la creciente presencia de la publicidad en las escuelas, éste es un fenómeno que en las escuelas no suele abordarse, menos aún en el nivel inicial, aún cuando existen pruebas que indican que los niños pueden desarrollar una “alfabetización mediática”[1] y una “alfabetización comercial” a una edad mucho más temprana a lo que se suele suponer.[2]